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Una alianza estratégica para producir biodiésel, ¿a costa de qué?, ¿para qué?

Una alianza estratégica para producir biodiésel, ¿a costa de qué?, ¿para qué?

Análisis de: Juan C. Zuleta originalmente publicado en El Diario   Esta es una historia de cuando el debate se basa en una verdad a medias. Me refiero a la afirmación de que el biodiésel sustituirá al contaminante combustible fósil importado, ignorando el hecho de que la producción del biocombustible dará lugar a la ampliación

Análisis de: Juan C. Zuleta originalmente publicado en El Diario


 

Esta es una historia de cuando el debate se basa en una verdad a medias. Me refiero a la afirmación de que el biodiésel sustituirá al contaminante combustible fósil importado, ignorando el hecho de que la producción del biocombustible dará lugar a la ampliación de la frontera agrícola en nada menos que 250.000 hectáreas, deforestación masiva de nuestras selvas tropicales más valiosas de por medio (1).

Tal como se puede inferir del reciente informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por su sigla en inglés) (2), en los últimos tres años, el país habría deforestado en promedio alrededor de 223 mil hectáreas al año con lo que la ampliación de la frontera agrícola podría elevar esta cifra a límites intolerables.

Las recientes declaraciones del representante de la FAO en Bolivia, en sentido de que la apuesta del gobierno a biocombustibles sería fatal, habrían puesto el dedo en la llaga (3), ocasionando la inmediata reacción de las diferentes partes involucradas.

Tal vez la opinión más técnica sobre el particular proviene del gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), quien ha manifestado que la producción de biocombustibles significará una mayor producción de alimentos. Su argumento se basa en las siguientes razones. En primer lugar, “la soya de verano que se va a utilizar para producir biodiésel rota en invierno con cultivos, como trigo, maíz, sorgo, chía, ajonjolí y girasol”. En segundo lugar, “la torta de soya (residuo de la transformación del grano), que el día de mañana se va a transformar en carne de res, de pollo, de cerdo, de pescado, va a ayudar a producir leche, huevo, mantequilla, yogur, etc.” Adicionalmente, ha sostenido que en Bolivia lo que se hará es desmontar antes que deforestar los bosques: “Desmontar en área que tiene vocación productiva agrícola significa tener cobertura vegetal permanente durante todo el año a diferencia de sólo deforestar.”

Mi respuesta corta a esta suerte de alegoría al sector empresarial de Santa Cruz vendría dada a través del siguiente par de argumentaciones. Primero, en ausencia de estudios detallados de suelos en las selvas tropicales del departamento, nada garantiza que las hectáreas desmontadas o deforestadas tendrán el mismo grado de fertilidad y productividad de las tierras actualmente en producción con capacidad de generar más de una cosecha al año. En esta lógica, la producción de más alimentos en invierno podría ser más un buen deseo que una posibilidad real. Segundo, no resulta claro por qué el desmonte de los bosques no generará gases de efecto invernadero. Al parecer, el gerente del IBCE confunde cobertura vegetal con bosques primarios capturadores de dióxido de carbono.

Este último punto requiere un análisis más profundo, por cuanto no se puede considerar trivial el costo social de la deforestación de 250.000 hectáreas del trópico cruceño. Al respecto, es necesario reiterar el peligro que se cierne sobre nuestro país al intentar convertirlo en una verdadera amenaza mundial como contribuidor neto al calentamiento global y el cambio climático.

Hay que tener en cuenta que la deforestación de bosques aportaría con nada menos que un 25% a la generación de gases de efecto invernadero (4) a nivel global, principal causa de dichos fenómenos. Según el estudio de Rainforest Alliance citado en el pie de página 4, este porcentaje resultaría de: i) La pérdida de un aliado crucial en el control del exceso de carbono en la atmósfera; ii) la creación de mayores emisiones cuando los árboles talados liberan el carbono que habían estado almacenando, y se pudren o queman en el suelo del bosque; y iii) la generación de más gases de efecto invernadero por las actividades agropecuarias que desplazan el bosque.

De este modo, otrora considerado un ejemplo de manejo ambiental gracias a una tasa de deforestación declinante (5), el departamento de Santa Cruz se proyectaría hoy como uno de los posibles aportantes a la emisión de gases de efecto invernadero más importantes del país, la región y el mundo en los próximos años.

1) Véase: http://www.eldiario.net/noticias/2019/2019_03/nt190319/politica.php?n=24&-luz-verde-para-ampliar-la-frontera-agricola.

2) Véase: https://www.wri.org/blog/2019/04/world-lost-belgium-sized-area-primary-rainforests-last-year.

3) Véase: http://www.lostiempos.com/actualidad/economia/20190417/fao-califica-fatal-apuesta-del-gobierno-biocombustibles

4) Véase: https://www.rainforest-alliance.org/articles/relationship-between-deforestation-greenhouse-gas-emissions).

5) Véase: http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/20160529/bolivia-su-deforestacion-alarmante.