
Diego además toca música y, gracias a ello, ha construido un robot pianista. Este niño extraordinario, postuló a la beca de la NASA mediante la categoría de logro académico. Realizó dos proyectos: cómo eliminar la basura espacial y el robot que tiene cuatro motores, ocho dedos y toca el piano.
Los tutores bolivianos de su proyecto de la NASA destacan las cualidades de Diego, quien dice ya tener decidido a lo que se dedicará en el futuro: la mecatrónica, aquella disciplina que combina varias ingenierías en una sola para diseñar robots y productos que faciliten complejos procesos al ser humano.
El prodigio es afectuoso, solidario y comunicativo. Diego Condori, quien cuenta con el respaldo de su familia y el aliciente de sus compañeros, tiene un consejo para los niños y jóvenes: “…pueden ser lo quieran, lo importante es que estudien”.