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En cuatro meses de comercialización, el bioetanol ha tenido poca venta y mucho rechazo

En cuatro meses de comercialización, el bioetanol ha tenido poca venta y mucho rechazo

Por Francisco Zaratti, exdelegado de la Capitalización de Hidrocarburos del gobierno de Carlos Mesa. Al hablar de Theodor Friedrich no nos referimos al teólogo protestante alemán Theodor Friedrich Stange (1742-1831); ni al astrónomo Theodor Friedrich von Schubert (1758-1825); tampoco al botánico Theodor Friedrich Julius Basiner (1816-1862); menos al antropólogo Theodor Friedrich Wilhelm Poesche (1825-1899); sino a

Por Francisco Zaratti, exdelegado de la Capitalización de Hidrocarburos del gobierno de Carlos Mesa.


Al hablar de Theodor Friedrich no nos referimos al teólogo protestante alemán Theodor Friedrich Stange (1742-1831); ni al astrónomo Theodor Friedrich von Schubert (1758-1825); tampoco al botánico Theodor Friedrich Julius Basiner (1816-1862); menos al antropólogo Theodor Friedrich Wilhelm Poesche (1825-1899); sino a Theodor Friedrich a secas, actual representante de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO-ONU) en Bolivia. Las recientes declaraciones de ese funcionario acerca de la “fatal decisión” del Gobierno del hermano Evo de fomentar los agrocombustibles (bioetanol y biodiésel) representan una burda e inaceptable interferencia en la soberana y exitosa política energética de nuestro Gobierno.

Para empezar, el señor Friedrich parece actuar como un trasnochado ambientalista, seguidor de los desvaríos del comandante Fidel, según el cual “los alimentos son para la vida y no para las máquinas”; una patraña que, en un momento de ofuscación, fue copiada y reproducida hasta por el mismo “enviado de Dios”, sin reparar en que el astuto comandante usaba la tierra cubana para producir “alimentos” tales como tabaco y ron. Lo sentenció, con precisión matemática, nuestro Vice: “No somos guardabosques del norte”. Por tanto talaremos selvas, permitiremos el uso indiscriminado de OGM y explotaremos las áreas protegidas, con tal de quedarnos en el poder.

Lamentablemente, el representante de marras desconoce la realidad boliviana. Desconoce los logros de la “nacionalización” y de la industrialización y se hace eco de las mentiras y calumnias de los opositores que ven en los agrocombustibles un acto de desesperación ante la baja producción de gas, la creciente importación de líquidos y la incapacidad de la agroindustria de competir en los mercados regionales.

¡Nada más falso! ¿No ha reparado el burócrata internacional en que, si el Gobierno quisiera favorecer a los agroindustriales, fijaría un precio del bioetanol más barato que la gasolina? ¿No se ha enterado el injerencista extranjero que el precio del bioetanol es 20% más caro que la gasolina especial, a pesar de tener menos energía?

Asimismo, el funcionario de la ONU -ese nido de derechistas como Antonio Guterres, la Bachelet y el propio representante residente en Bolivia- olvida que estamos en una feroz campaña electoral, donde nuestro binomio espurio tiene que lidiar no solo con la oposición interna, sino con el mismo cerco internacional que acosa implacablemente al hermano Nicolás Maduro. En ese contexto, toda alianza es bienvenida. Pasadas las elecciones, ¡ya se verá! Máscaras nos sobran.

Tampoco podemos creer que ese alto representante desconozca la trágica realidad de YPFB. ¿De qué se preocupa? ¿Acaso no sabe que la famosa “industrialización” está funcionando a “cuarta máquina”? La planta de úrea produce al 25% de su capacidad; a la planta Gran Chaco le falta gas y mercados y la planta de LNG no tiene otro fin que perder plata. De hecho en cuatro meses de comercialización, el bioetanol ha tenido poca venta y mucho rechazo. Ya lo dijo, con acierto,  la abuela de uno de los analistas más críticos de nuestra política energética: “la gata apurada parió gatitos ciegos”.

Lástima que los agroindustriales sean tan ingenuos de confiar en nuestro YPFB y el ministerio del ramo. Olvidaron que somos maestros en asumir compromisos y no cumplirlos y, si quieren obligarnos a acatarlos, acudimos a nuestra “justicia”, al igual que hicimos después de la derrota del 21F.

En fin, ellos deberían saber que nunca renunciaremos a nuestros objetivos ideológicos, uno de los cuales es destruir el capital privado para reemplazarlo con el capitalismo del partido, el único, el nuestro.

¡Biodiésel o muerte!

Texto tomado de P7